YA ES SUFICIENTE

SALIR DEL CÍRCULO VICIOSO DE LOS ESTÁNDARES DE BELLEZA INALCANZABLES

 

Recuerdo la primera vez que lloré en un probador. Era mi tercer año de secundaria y ya no era de la talla que solía usar. Estaba en el equipo de atletismo y corría 10 kilómetros cada mañana, y por eso sabía que estaba en la mejor condición física de mi vida. Hasta ese momento, había podido usar las tallas más pequeñas de la tienda, pero algo me había pasado durante el verano. Pasé de tener caderas de niña a tener caderas de mujer. Por mucho que tratara de eliminarlas, estaban ahí para quedarse.

Como muchas mujeres, he visto los comerciales y las fotos en las revistas de mujeres con una piel impecable y cuerpos perfectos. Parece que están listas para lanzarse al mar en traje de baño en cualquier momento. He leído los artículos y he escuchado los argumentos de venta sobre el peinado perfecto, el pintalabios o la ropa que necesito para ser hermosa. He luchado contra la tendencia a compararme con la chica de al lado. Me he hecho muchas preguntas y todas conducen a la pregunta más importante: “¿Soy suficiente?”.

Pensé que la respuesta estaría en un nuevo corte de cabello, una nueva dieta o una nueva rutina de ejercicios. Me he preguntado cómo incluir estos tres elementos en mi horario y me he dado cuenta de que estoy girando en un círculo vicioso. Corro y corro, pero no llego a ninguna parte, porque siempre hay un área más que me hace sentir que no soy suficiente.

La verdad es que el único lugar donde he encontrado una respuesta verdadera a esta pregunta es en la presencia de Dios. He tratado de encontrarla en los muchachos. He tratado de encontrarla en las personas a las que admiro. Sin embargo, la única persona que ha podido hablar a lo más profundo de mi corazón es Dios. Le he llevado mis inseguridades. Le he contado las cosas que no me gustan de mí misma. Él ama los aspectos que parecen imposibles de amar.

Mi rutina de entrenamiento no es lo suficientemente constante como para clasificarla como rutina. Por lo general, duermo demasiado tiempo como para poder dedicar más de un minuto a mi maquillaje. En varias ocasiones, me he dado cuenta en medio de mi arreglo personal que solo me he afeitado una pierna y me he olvidado por completo de la otra, y aun así soy suficiente.


Soy suficiente hoy y lo seré mañana.

En mi mejor y peor momento, soy suficiente.

Soy suficiente cuando mi pelo está despeinado y cuando mi pelo luce como en los anuncios de Pantene.

Soy suficiente cuando necesito dormir más y cuando empiezo la mañana con una carrera de 5 kilómetros.

Lo que hago es suficiente.

Quien soy es suficiente.

Trabajo duro lo suficiente.

Doy de mi amor lo suficiente.

Lo que tengo para dar es suficiente.

Seré suficiente para que alguien se case conmigo.

Algún día seré suficiente para que alguien me llame mamá.

Soy suficiente

Soy suficiente porque Dios contempló la creación en el principio y declaró que era buena. Soy suficiente porque mis errores y carencias han sido cubiertas por su sangre. Soy suficiente porque en los aspectos en los que soy débil es cuando Él se muestra fuerte.

El Salmo 139:14 (LBLA) dice: "Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho…". Nosotros somos portadores de belleza. Revelamos los mismos rasgos y atributos de Dios. El Dios que vistió los lirios del campo y extendió las estrellas por el cielo no se contuvo cuando nos hizo a cada uno de nosotros. La próxima vez que yo me dé cuenta de que estoy girando en el círculo vicioso de los estándares de belleza inalcanzables, pensaré en las palabras de Dios y recordaré que soy suficiente.