DEJA DE PREOCUPARTE POR LO QUE LA GENTE PIENSA DE TI

Conocí a una mujer joven que estaba en busca ser relevante

Todos los días ella vivía anhelando la aceptación de la gente a su alrededor. Si la conseguía, estaba decidida a conservarlo, y se despertaba al día siguiente tratando de imitar lo que había hecho el día anterior con la esperanza de obtenerla una vez más.

Todos estamos desesperados por ser relevantes... Anhelamos vernos al espejo y observar algo valioso en nosotros.

Una cosa con la que me encuentro todos los días como terapeuta profesional es el concepto de valor. Estoy abrumada por la cantidad de personas que conozco que están luchando con el concepto básico de que valen algo. Hombres y mujeres adultos, viviendo sus vidas, anhelando que alguien los note, los toque, los reconozca, con la esperanza de que esto de alguna manera los haga sentir que realmente tienen valor.

Todos anhelamos que nos vean. Y en ocasiones, este anhelo parece motivar todo lo que hacemos.  

Y algunos días... nos ven. Algunos días son buenos. Algunos días nos encontramos con personas que nos atesoran, que nos aman, que nos aprecian. Nos dicen cosas buenas y nos susurran elogios al oído. Es fácil sentirse valioso en días como ese, ¿no? Sé que esas interacciones me hacen sentir plena... temporalmente. Y en esto radica el problema de permitir que nuestro valor se construya sobre las cosas que la gente dice y hace.

... Porque otros días no son tan buenos. Otros días están llenos de burlas, críticas y sarcasmo. Otros días entramos en una habitación y nos sentimos ignorados, descuidados, juzgados o incomprendidos. Otros días nuestro deseo de caerles bien a todos y ser amados por algunos parece un sueño pasajero. Porque algunas veces, las cosas que la gente dice de nosotros son las cosas que no soportamos escuchar.

Cuando permitimos que nuestro valor y dignidad sean determinados por aquellos que nos rodean, nos encontramos viviendo en una montaña rusa emocional. No tenemos control sobre cómo se va a dar nuestro día, porque nuestro valor lo dejamos en las manos de alguien más.

De alguna manera nos permitimos creer la mentira de que nuestro valor viene de la persona parada frente a nosotros, en lugar de creer que nuestro valor viene de la Persona que vive dentro de nosotros.

Pero ninguna persona, ningún halago, ninguna situación sentimental, ningún cónyuge, ningún matrimonio, ningún trabajo, ningún éxito, ninguna carrera ni ningún logro puede JAMÁS darnos la clase de relevancia que estamos anhelando. Porque la relevancia no puede venir de afuera hacia adentro.

Para aquellos que lo queremos, hay un valor que no nos pueden quitar. Un valor que no tiene nada que ver con lo que somos o lo que hacemos. Un valor que se encuentra solo en los ojos de nuestro Creador, un Dios que nos mira, la obra de sus manos, y dice tres hermosas palabras “ERES MUY BUENO”.

La verdad sobre el valor es que cada uno de nosotros ha sido entretejido por un Dios amoroso. Un Dios que fue demasiado intencional al crearnos. Un Dios que nos amó tanto que nos hizo a Su imagen... porque como un padre amoroso, Él quería ver Su rostro en el nuestro. Un Dios que nos llama por nuestro nombre y escribe nuestra historia antes de que seamos siquiera un pensamiento.

Un Dios que nos da valor por quién es Él en lugar de quiénes somos nosotros... un valor que siempre permanece igual** (¡Tweetéalo!).

Pero algunas veces, luchamos para aceptar el valor que viene de Sus manos. Algunas veces, no podemos recibir este valor porque estamos atrapados en los “días malos”. Los días en los que las voces a nuestro alrededor mienten... Los días en los que somos ignorados, maltratados y heridos. Los días en los que cometemos los mismos errores, una y otra vez.

Los días en los que la voz de los demás sonaba muy fuerte y Su voz parecía sonar muy bajo.

Hoy, que Dios nos dé la fortaleza para sintonizar con Su voz como la fuente y desconectarnos de todo lo demás. Que Él nos ayude a reprogramar nuestras mentes para vernos como realmente somos. Que Él nos dé la gracia para sanar las heridas de nuestro pasado y que nos permita vivir en el propósito de nuestro presente. Que Él nos dé el coraje para vernos al espejo y aceptarnos por quiénes somos en realidad: la obra de Dios, hecha de manera maravillosa.

Si Dios lo hizo, debe ser bueno.

**Para comprender mejor tu verdadero valor e identidad en Cristo, revisa los capítulos 1-4 de True Love Dates, “Citas de amor verdadero”.   

Salmo 139:13-16 Nueva Traducción Viviente (NTV)

13 – 16 Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre.

¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!

Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.

Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,

mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.

Me viste antes de que naciera.

Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.

Cada momento fue diseñado

antes de que un solo día pasara.