CÓMO SER AUDAZ EN UN MUNDO DE INMORALIDAD

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¿CRISTIANISMO MODERNO?

 

La mayoría de nosotros sabemos que la moralidad tanto dentro como fuera de los Estados Unidos se está erosionando. Vivimos en una época en la que la moralidad se ha vuelto relativa, la nobleza se encuentra con más frecuencia en las historias de ficción y las personas sin virtud consideran las normas justas como opresión religiosa. Más allá de eso, las personas que ni siquiera creen en Dios, mucho menos en la Biblia, usan versículos como “No juzguéis, para que no seáis juzgados” y “Jesús no condenó a los pecadores”, para neutralizar el estilo de vida noble y la enseñanza de la moral. Estas personas usan la Palabra de Dios en nuestra contra para poder moldear la cultura que nuestros hijos algún día heredarán. Lo que más me preocupa es ver como líderes cristianos están permitiendo que estos no creyentes determinen cómo interpretar la Biblia. El cristianismo moderno se ha vuelto más acerca de aceptar el pecado y llamarlo unidad que acerca de Dios y su Reino. Que Dios no permita que alguien alguna vez sienta la presencia de la convicción y experimente la incómoda tensión que viene con el peso del pecado.

 

MULTITUD DE COBARDES

 

La verdad es que la moral de cualquier sociedad no está determinada únicamente por lo bueno y lo malo; en cambio, esta se establece a menudo mediante personas con coraje que enfrentan la reacción violenta de la opinión pública y forjan nuevas “normas”. Si has notado, los cobardes son siempre los primeros en someter sus almas ante una sociedad ruidosa; los simpatizantes le siguen el juego y luego los políticos. Los intelectuales tienden a seguirles de cerca, ya que intercambian lo razonable por lo ridículo y racionalizan hasta que los hechos se convierten en fábulas. Me genera curiosidad, ¿dónde estás tú en todo esto? ¿Cuándo será el día en que los verdaderos creyentes salgan de la multitud de cobardes y sean los pioneros en abrir un camino a seguir con sabiduría divina, estrategias sobrenaturales, y le ofrezcan al mundo un amor transformador que de verdad conquiste multitud de pecados?

 

Para aquellos que quizás tengan perspectivas borrosas en cuanto a lo que el pecado es y lo que el amor no es, permítanme limpiarles esa suciedad políticamente correcta que hay en sus lentes de “ama a todos” y pedirles que consideren esto:


1. La convicción no es condenación. Cuando Jesús habló con la mujer que fue sorprendida en adulterio (Juan 8:1-11), Él le dijo: “… ¿Ninguno te condenó?... Ni yo te condeno; vete y NO PEQUES MÁS”. ¿Te diste cuenta? Jesús le dice que Él no la condena, aunque le señala que vaya y no peque más. ¿Cuántos de ustedes saben que cuando Dios nos trae convicción, en realidad, Él nos da el poder para “ir y no pecar más”? A ver si lo entiendes bien, saber la diferencia entre lo bueno y lo malo se considera sabiduría, no intolerancia y condenación, como el mundo lo considera.


2. Que algo sea común no lo hace normal. Que cierto número de personas crean algo no lo hace verdad. Por ejemplo, el cáncer es común, ¡pero no es normal! Podría decir lo mismo sobre la mentira: las verdades a medias se usan mucho en la comunicación hoy en día, aun así, esto no hace que la mentira sea un comportamiento normal.


3. Darle otro nombre al pecado es un engaño. Darle al pecado el nombre de amigo en lugar de enemigo es autoengañarse y puede ser perjudicial. Por ejemplo, cuando definimos al aborto como un “derecho humano” en lugar de lo que es, un asesinato, estamos normalizando el comportamiento cruel y salvaje contra la vida inocente. En otras palabras, formar un nuevo código moral a partir de sentimientos equivocados o tentaciones pecaminosas pacífica la consciencia de la sociedad y crea algo “normal” a partir del comportamiento que, de otra forma, se vería claramente como algo malo. Darle otro nombre al pecado es un pozo negro moral sin fondo. ¿Dónde se traza siquiera el límite?

 

4. Pasar el pecado por alto es misericordia sin santidad. Todos merecen misericordia, sin duda, pero la misericordia significa que tú no recibiste lo que merecías. Por ejemplo, si tú dices que el adulterio está bien, entonces no puedes pedir misericordia porque la misericordia es solo para las personas que están equivocadas. En otras palabras, ofrecer misericordia sin la confesión de que algo está mal no es la misericordia de Dios, sino que es misericordia sin santidad. La misericordia sin santidad pretende que las cosas están bien cuando de hecho no lo están; ofrece misericordia en el momento en el que Dios no y pasa el pecado por alto para proteger los sentimientos del pecador. Algo que yo creo que muchos creyentes olvidan es que Dios no se ajusta a nosotros, nosotros nos ajustamos a Dios y por una buena razón: ¡Él solo tiene planes para prosperarnos, no para hacernos daño (Jeremías 29:11)!


5. Jesús no se relacionó con los pecadores pecando. Jesús no se ajustó a los pecadores para poder relacionarse y al final convencerlos con su Verdad. Su compasión con la mujer a la que Él le dijo “ve y no peques más” prueba este punto. Jesús, el cordero inmaculado de Dios, no acordó con el pecado con la esperanza de traer convicción, más bien Él escuchó al corazón y reveló quién el pecador era en realidad: un hijo de Dios.


Otro punto que quiero considerar es que Jesús fue tentado en todo, pero Él nunca pecó. Por lo tanto, ¡la tentación no es un pecado! De hecho, la tentación no solo que es común, sino que es normal. La tentación es a nuestra alma lo que el ejercicio es al cuerpo. En otras palabras, resistir la tentación es como levantar pesas. Al principio, es a veces doloroso, pero tu ser interior está creciendo, haciéndose noble y madurando en carácter. Ser capaz de “ir y no pecar más” o resistir la tentación es tener la revelación de la identidad que Dios nos da. Jesús sabía quién era, por lo tanto, Él fue capaz de amar al pecador sin ajustarse al pecado y resistió la tentación cuando se presentó ante Él.

 

DEFIENDE LA NOBLEZA

 

Aunque la compasión y la empatía DEBEN seguir siendo primordiales en nuestros corazones como creyentes y el amor para con todos debe ser el sello de quienes somos, jamás debe ser a expensas de nuestro carácter, moralidad y nobleza. ¡Le estoy pidiendo a los creyentes que se levanten y tomen su posición! No sugiero hacer protestas, les estoy ordenando que disciernan el engaño que está tomando lugar en nuestro país. De hecho, escribí hace poco acerca de por qué creo que el discernimiento de espíritus es uno de los dones más importantes para estos tiempos, ya que expone al espíritu que se encuentra detrás de lo que está moldeando nuestra cultura, dividiendo a las familias, engañando a la iglesia. Obtén aquí pasos prácticos para operar en este don que tanto se necesita.

 

La cuestión sigue siendo, ¿te quedarás sentado hasta que tu alma se atrofie y tus piernas morales se vuelvan débiles o hasta que tus hijos se ahoguen en el pozo negro de nuestro silencio? ¿O romperás filas de la multitud y defenderás la nobleza? ¡La historia pende de tu decisión! Ya sabes dónde yo me encuentro parado. Dime tu posición en los comentarios aquí abajo.

 

Artículo original aquí.

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